Muchas regiones del Reino Unido dependen en gran medida de sus aeropuertos para su economía. Por ello, en un intento de impulsar el sector del transporte aéreo, el Gobierno británico está estudiando la posibilidad de rebajar o incluso suprimir las tasas aeroportuarias para los vuelos nacionales. Actualmente, la tasa asciende a 13 libras por pasajero y vuelo.
Aunque los profesionales del sector acogen con satisfacción la decisión, los ecologistas la consideran un paso atrás en la promesa del Gobierno de reducir las emisiones de CO2.
Pero aún no hay nada decidido, ya que las consultas sobre este tema tendrán lugar en primavera.
Con esta medida, Boris Johnson también pretende cumplir un objetivo que se marcó durante su campaña: reducir las desigualdades territoriales.
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